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Ucronías

El ahora

El ahora

¿Es preferible lo que tenemos ahora? Hace no tanto el terror nuclear estaba perfectamente enquistado en nuestros esquemas mentales, día a día. Parece que lo hemos olvidado, pero dos superpotencias y un puñado de otras de menor rango se habían lanzado a armarse de modo desaforado y por completo irracional y, cosa curiosa, esos arsenales siguen ahí, probablemente con menores controles internos en muchos casos que los que entonces se aplicaban, y es como si no existieran. Aquel era un terror más democrático, nos igualaba a todos; suponía la pesadilla de un colapso de tal magnitud que no había espacio para pensar en ser superviviente.

Sin embargo ahora el miedo se administra de otro modo, en dosis homeopáticas me decía alguien hace unas horas y con muy buen tino. A esta amenaza se puede sobrevivir, incluso se la puede vencer de modo definitivo de saber alistarse con los buenos. Habrá sacrificios, inevitables desde luego, todos juntos pasaremos momentos difíciles pero al final llegará la ansiada seguridad. Este modo de hacernos convivir con el miedo es más sabio, probablemente provisto de poso científico, pues cabe la salvación y únicamente unos pocos, proporcionalmente, respecto de la masa serán moneda de cambio. Un terror relativo, cotidiano y de dimensiones abarcables funciona con mayor eficacia que las imágenes del apocalipsis absoluto y saber que se dispone de oportunidades de escapar a él es suficiente para plegarse a casi cualquier demanda. Es preferible saber de la propia finitud sabiendo que se puede hacer un par de fintas y ganarle tiempo al azar que verse ante algo que todo lo abarca.

Cada cierto tiempo hay recuento de bajas, pues sin recato alguno se habla de una guerra abierta. Las cifras, a pesar de lo espantoso de algunos de los episodios que componen esta historia, son moderadas y únicamente quienes se han visto tocados por la amenaza la aprecian a otra escala. Y sin embargo ni uno ni otro bando quiere darse cuenta de que compartimos la miseria de ser nada más que hombres.

 

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