Será cuestión de concentrarse y ser aplicados
Es bien sabido que la labor de todos cuantos ministros de economía ha habido y habrá es apropiarse de los datos positivos, practicar un poco de cirugía estética y maquillaje con los negativos y, cuando ya no cabe ni tal cosa con éstos, convencernos de que alguna conjura astral se cierne sobre sus atinadas previsiones y medidas.
Ahora parece que el Sr. Solbes la trabaja de metafísico, rama ontológica, y resulta que todo es cuestión de concepto: si comprendemos todo volverá a su cauce y retornaremos al paraíso de prosperidad del que parece ser vamos a ser expulsados. Como no interiorizamos el concepto del euro resulta que la inflación se desboca, y para colmo mucho de culpa la tienen los camareros, que reciben propinas exorbitantes por un par de míseros cafés, de ésos que le costaban no sé cuantos céntimos al Sr. Zapatero; vaya con la acumulación de capital, seguro que Marx no se fijó en esos conspiradores de delantal y servilleta, aliados en secreto para la depauperación de las masas.
Lo malo, me parece, es que esta vez el Sr. Ministro no atina en su diagnosis, pues el problema real es que al bolsillo del ciudadano medio no le da tiempo a interiorizar los euros, apenas han entrado no llegan a tocar su fondo porque alguna fuerza extraña, una suerte de maelstrom económico, los atrae sin remedio hacia el mostrador o la caja registradora y no hay modo ya de que quieran salir de ahí.
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