Mis rutas por el olvido V
Sólo a modo de experimento he intentado en esta ocasión olvidar un poco lo que es la soledad.
Han bastado dos días de bullicio, ruido, conversaciones y gentes para darme cuenta de una realidad necesaria, la única en la que me siento confortado: No esperar a nadie y no ser esperado; no esperar nada de nadie, especialmente de uno mismo; no permitir que nadie espere nadie de mí.
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