Eficiencia
Ni taylorismo ni fordismo, eso son tonterías. La Iglesia Católica debiera pecar menos de modestia, ya que de tantos otros piés no tiene mucho reparo en cojear, y reinvindicar su innegable papel en la creación y perfeccionamiento de la producción en serie.
Ayer, a lo grande y sin reparar en gastos, pero sí cuidando mucho los fastos, se procede a beatificar a nada menos que 498 mártires , ahí es nada. No se puede negar mérito al asunto, que demuestra una bien medida capacidad de racionalización, cubicaje y medida: De una tacada y sin aparente esfuerzo se eleva a los altares a toda aquella gente, de quien no vamos a ponermos a discutir sus motivos, que los tendrían para dejarse someter a su correspondiente escabechinado. Muertos están y en paz descansen, si es que la nada puede considerarse descanso.
Ahora la Iglesia dispone de otra buena porción de nombres para poner al pié de las fechas en los calendarios, y la caligrafía bajo ellas va cada vez apretándose un poco más. Lo malo es que de tan abundante nómina me temo se acabe por derivar en situaciones poco decorosas, pues no es de recibo que los santos acaben por pegarse de codazos para salir en la estampita.
Sin embargo es una pena que no haya relación tan detallada del lado oscuro de la producción seriada del catolicismo, que con su buen puñado de alegres jornadas al estilo de la de San Bartolomé a lo largo de los siglos sentó eficazmente las bases del proceso para tantos aventajados alumnos como ha dado el siglo XX.
Al fin y a la postre y por desgraciado contraste, este asunto de los 498 mártires al lado del balance global de producción de la Iglesia se quedaría, en términos industriales, como comparar a Microsoft con la tienda de la esquina que monta pc´s clónicos.
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