Mengele invocando su juramento hipocrático
¿Sorprendería, verdad? Parecido efecto es el que produce escuchar a Otegui refiriéndose a que la izquierda abertzale ha puesto sobre la mesa la solución pacífica y democrática al "conflicto".
Incluso si llegásemos a admitir la escandalosa hipótesis de que se siguiese la ruta marcada por estas gentes, cabe preguntarse si existirá alguien tan ingenuo como para creer que tras ello se van a reconvertir, como por ensalmo, en ciudadanos respetuosos con los derechos de otros, con quienes estarán en razonable convivencia.
Si hay una sola persona que piense en serio que los batasunos y sus adláteres van a detenerse en su perpetua escalada de presión debería tomarse un tiempo de reflexión. Los nacionalistas radicales viven en, por y para un enconamiento que constituye casi su única razón de ser. Una vez obtenido ese "escenario" del que hablan, sea autonomía vasco-navarra como primer paso, sea un estado independiente, no se puede concebir racionalmente que se contenten con ello. ¿Detendrán su pulsión por el chantaje? No. ¿Dejarán de lado el hostigamiento hacia sus enemigos políticos? Nuevamente, no. ¿Renunciarán al acorralamiento social de quienes se les opongan? De ninguna manera. ¿Cabe imaginar que acepten resultados electorales que no les sean favorables cuando ellos han sido los"héroes" del guión? Ni por asomo. ¿Aguardarán a que las urnas deriven hacia ese estado "vasco, euskaldún, y socialista" que se expuso como objetivo final hace días? Para qué, si existen procedimientos más rápidos que además limpian el camino de rivales.
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