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Ucronías

Y trincones

 El viejo método de la cámara oculta sigue resultando efectivo para el periodismo de investigación. Cabe hoy día grabar una conversación sin que lo advierta el confiado interlocutor en casi cualquier circunstancia.

 Un programa de una emisora autonómica madrileña decide hacer una prospección por el mercadeo que se genera a cuenta de la vivienda de promoción pública: pisos que se escrituran en 200.000-250.000 euros y por los que se exigen otros tantos o más "en negro por supuesto", "en B", dicen los más finos; caraduras engominados que se ofrecen a "untar a alguien" para lograr un piso presuntamente reservado a funcionarios autonómicos; conversaciones a pié de obra o en la vivienda, contando entre risas cómo el promotor dispone de pisos que le han sido adjudicados, no se sabe cómo, para vender a triple precio que el permitido por el módulo, ...

 La vivienda protegida en este país sufre de vicios de raíz que no parece haber intención de corregir:

 .- Los procedimientos de acceso a la VPO simple y llanamente priman la picaresca y la opacidad en los ingresos declarados.

 .- ¿Cómo puede existir la figura de la descalificación como vivienda protegida al cabo de diez o quince años? La vivienda promovida con ventajas públicas debería mantener siempre su vinculación al precio protegido. No se puede permitir en modo alguno que nadie especule con una propiedad que le ha sido generosamente subvencionada por el resto de la sociedad.

 .- Más aun: Un método para cortar de raíz tal especulación, contra la que de poco valen los sistemas de inspección, debería estar en no promover ni una sola vivienda protegida más en régimen de propiedad y reconducir todo el sistema al alquiler en lo sucesivo; terminado éste la vivienda vuelve a disposición del ente público que la haya promovido para reintegrarla al mercado de arrendamiento. Para los casos de promoción privada protegida se debería establecer un sistema paralelo de destino obligado al alquiler.

 En tanto no se acometa una reforma radical de esta modalidad de vivienda seguiremos sufriendo de esta picaresca infame y que tantos perjuicios y distorsiones causa, además de estar enriqueciendo descaradamente a individuos a quienes se les debería caer la cara de vergüenza.

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