La mano invisible

Nos han ofrecido asomarnos, como meros espectadores a la mayoría, a un escaparate casi inagotable, lleno de promesas de consumo feliz y satisfacción de necesidades. Sin embargo la única globalización palpable es la que se refiere a los riesgos y amenazas, por no hablar de la correspondiente a las injusticias.

Hoy por hoy se dispone de más o menos la mitad de agua potable por habitante que hace treinta años. Es posible que aumente en ciertas zonas del planeta la superficie arbolada, pero bajo la forma de plantaciones forestales, que no son bosques, justo aquéllos que están enfermando y desapareciendo en todas partes. La dinámica atmosférica probablemente haya traspasado ya su punto crítico y nuestras posibilidades de adaptación y supervivencia a medio plazo disminuyen. La agresión sistemática hacia los océanos ya empieza a manifestar sus consecuencias.

Y mientras tanto se sigue defendiendo la equilibrada, previsora y responsable argumentación de que a toda costa es preciso incrementar la productividad para obedecer a la demanda. A cambio de qué debiera parecer cada día más evidente.