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Ucronías

El horror de la esquizofrenia

 Debe de ser durísimo trabajarla públicamente de progre.

 Resulta que la Sra. Vicepresidenta tiene su lado Jeckill y su toque Hyde. Por una parte su corazoncillo late a ritmo de letanía, contándonos que todas las opciones son respetables, que todo el mundo es bueno, que las civilizaciones se aliarán indisolublemente al ritmo que marque el insigne ZP, pues todos nos perfumaremos con incienso integrador y tolerante. Por otro le abate el horror, se ve desbordada por el escándalo al haberse fotografiado junto con un polígamo cuando tiene que ejercer de rígida censora del feminismo.

 Pobre mujer, qué drama, cuánta tribulación y zozobra ¿pensará acaso que esa fotografía le ha robado parte de su alma inflexiblemente reivindicativa de las excelencias y noblezas inherentes al feminismo?

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