A cada cual lo suyo
Correctísimo su planteamiento , Sr. Arzobispo de Pamplona, me parece perfecto que usted preconice la dignidad y grandeza de un determinado modo de vivir y de morir y que quien desee apuntarse a él haga de su capa un sayo.
De todos modos, y ya que es usted tan corajudo, le sugiero que la próxima ocasión en que se sienta usted enfermo no recurra a ninguna clínica prestigiosa, ni siquiera a la medicina moderna, y siéntase sanado, confortado y a gusto con la que se practicaba hace un par de miles de años en la que, en efecto, probablemente no existiesen los cuidados paliativos.
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