¿Y después qué?
Una prórroga para un servicio hasta ahora universal, pero luego no sabemos lo que pasará.
Tal vez, y como ha ocurrido para tantas otras zonas que fueron siempre o pasaron de repente a ser remotas en este país, llegue el acostumbrado panorama: abandono, ruina, y sobre todo hartazgo para los cuatro valientes que vayan sobreviviendo en ellas.
El sacrosanto mercado decide.
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