De bufones

Vaya por delante: no he asistido a la representación de la obra "La revelación" y tampoco tengo excesivo interés en hacerlo debido a que el Sr. Leo Bassi, con todos los respetos a su trayectoria, no me resulta excesivamente simpático ni gracioso, ya que ése debería ser uno de los motivos para acudir a un teatro y disfrutar de un bufón.

Ignoro si en "La revelación" o en algún otro montaje que la haya precedido el Sr. Bassi hace objeto de sátira a alguna otra religión monoteísta, en particular al Islam, aunque hasta la fecha no he tenido noticia de amenazas que haya podido recibir de grupos radicales islámicos o de cualquier otra religión aparte de la católica. Ello bien pudiera apoyar el argumento de que Leo Bassi ha interiorizado la seguridad de que no le ocurrirá nada, pues hasta la fecha y por fortuna el radicalismo cristiano de última hornada no ha pasado del griterío y el pintoresquismo, por no decir del más total ridículo. En este sentido tachar a Bassi de cobardía o, siendo generosos, de bien calculada prudencia parece un argumento válido, además de que para colmo recibe el favor de una involuntaria publicidad por parte de sus críticos.

Ahora bien, que por parte de una de las religiones que, hasta hace sólo cuatro días en términos históricos, más obscena, salvaje y sanguinariamente ha reprimido toda idea contraria a ella se reclame respeto absoluto es, sin duda, la menos graciosa de las bufonadas.