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Ucronías

Uniformidad

Poco importa ya que un modelo indiscutido hasta la fecha hay impuesto su perversidad. Nuestras ciudades han quedado modeladas, tal vez para siempre, por el modelo del "mall" norteamericano. ¿Alguien dudará a estas alturas acerca de que se puede hablar de células de consumo en torno a las que se modela nuestra vida? Los urbanistas han hecho dejación de sus convicciones y se pliegan a las aspiraciones de los especuladores, que diseñan grandes operaciones con terrenos baldíos, baldíos muchas veces no por casualidad, existen gentes duchas en lograr que devengan baldíos. Por otro lado, los políticos se ocupan de su parte y de sus decisiones emanan infraestructuras que ya no están al servicio de la eficacia sino del peregrinaje hacia esos centros de consumo.

La irracionalidad de un modelo de desplazamiento hacia ellos es innegable y el propio concepto de los edificios y su entorno constituye un altar al derroche energético más escandaloso. Hablar de pérdida de carácter de la arquitectura o de negación del propio concepto de la ciudad y del urbanismo pueden incluso parecer cuestiones secundarias ante esa evidencia. Y lo peor de todo es que, si reviso los movimientos de mi cuenta bancaria, aprecio cómo poco a poco también me dejo vencer por esta locura.

 


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