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Ucronías

Pepiño cogió su fusil

 Da lo mismo de dónde venga la crítica, pues estar en política convierte a la gente en inagotable a la hora de largar sandeces.

 Ahora la agria censura viene hacia la salida precipitada de Aguirre de Bombay. Bien, a lo mejor podría haber sido útil esta mujer acelerando trámites de repatriación de otros españoles, quien sabe, pero lo más probable es que no hubiese hecho mucho más que molestar y no les quepa duda de que de haberse quedado allí hubiera sido censurada por afán de protagonismo, por obstruir a las autoridades indias o vayan a saber por qué.

 Claro, por el contrario hay que imaginar que el arrojo y ardor de Pepiño le hubieran hecho correr presto hacia la trinchera, empuñar el subfusil de un policía muerto y defender la posición cual Rambo. O a lo mejor se hubiera ofrecido como rehén en intercambio por indefensas mujeres y niños. Puede incluso que, repugnándole empuñar un arma, se hubiese empapado de la sangre de los heridos mientras los sanaba con imposición de manos.

 Me pregunto si es posible ser más gilipollas.

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