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Ucronías

Reformas sin sustancia, ... otra vez

 En efecto, el quid de la cuestión va por este lado y no por el del discurso oficial y, además, ¿por qué se porfía en reformas parciales sin calado cuando el problema es otro y muy simple? Es palmario que seguir considerando los principios que sustentaron la Ley del Suelo de 1956 como una esquema válido constituye un suicidio. Aquella Ley se pensó, y muy atinadamente, como el modo de transformar y urbanizar un país fundamentalmente agrario, como la vía de financiación de una Administración débil y empobrecida y como mecanismo de reconstrucción de los destrozos causados por la Guerra Civil. Nada de aquello sirve ya cincuenta años después.

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